28 noviembre 2023

Todo a la vez en todas partes

Everything Everywhere all at once (Daniel Kwan, Daniel Scheinert, 2022)

 


Hay mucha gente que no sólo no ha conectado con la flamante (y creo que justísima) gran ganadora de la última edición de los premios de la Academia de Cine estadounidense, muchos de ellos, precisamente, por no entender que arrasara en los Oscar. Si uno se pone a leer las opiniones de las webs especializadas, nos encontramos un odio irracional detrás del que en muchos casos se encuentran el racismo, la incultura, la rigidez, los prejuicios sociales y, en definitiva, todo lo que denuncia esta, en cierto sentido, genialidad, siendo las críticas fundadas, sosegadas y razonables, que incluso podemos compartir algunos que la hemos disfrutado mucho, las menos.

Parte de ese hecho lo tiene la toxicidad habitual, el auge del "pensamiento blanco" y todas esas cosas que hacen que toda película mainstream que no esté protagonizada por gente blanca heterosexual sufran boicots continuados. Pero no le quitemos mérito a  Everything Everywhere all at once, hay gente que la odia por méritos propios, por su radicalidad, porque plantea un montón de cuestiones complicadísimas que complica aún más, y ofrece soluciones que a mucha gente pondría los pelos como escarpias, aunque sólo sean en alguno de sus infinitos multiversos. 

Pero sobre todo la odian por no cumplir con los cánones establecidos para las películas que hablan de conflictos internos, familiares y culturales. ¿A quién se le ocurre hacer una película de acción/aventuras/ciencia ficción en vez de un dramón o una comedia amarga, aunque también sea ambos? Pues a los Daniels y a A24, que parece haberse gastado los cuartos que no tenían para conseguir el mundo multiversal que ya le gustaría a Marvel.

Una mujer asiática de mediana edad, dueña junto a su familia de una lavandería, y con una obsesión insana por no defraudar a su padre, tiene que hacer la declaración de impuestos sin poder contar con su rebelde hija, asiática americana y única de la familia integrada en la cultura estadounidense, incluyendo ser la única que domina el idioma. Una hija que la ha defraudado en todo lo posible, incluyendo el reclamar la libertad que ella nunca se permitió. 

Al llegar a lo que sería la Agencia Tributaria yanqui, cosas raras empiezan a pasar, gente de otros universos empiezan a advertir a la mujer de que huya, y se termina liando muy parda en un armario en el que pasan demasiadas cosas, incluyendo el que nuestra protagonista descubre saber artes marciales y practicarlas con bastante pericia. 

En ese armario descubrirá que ella es la designada para luchar contra un enemigo que pretende destruir el mundo, todos los mundos en los que va haciendo escala mientras lo busca y, a la vez, huye, y a quien finalmente tendrá que elegir unirse en su culto a un dónut que traerá el fin de la existencia, o luchar contra él, eligiendo una tercera opción, mucho más complicada.

Bajo un envoltorio trepidante, con multitud de mundos imaginarios hipercreativos, muchos de ellos divertidísimos, que parecen haber surgido de una tormenta de ideas donde se ha dicho "sí" a todo, Everything Everywhere all at once es, sin embargo, un ejercicio de acercamiento al drama de una mujer insatisfecha, en crisis, con un marido y una hija que la quieren, pero sin que eso sirva de nada, que lleva toda la vida amargada buscando la aprobación de un padre que ella misma le niega a su hija, que repite patrones porque no sabe hacerlo de otra forma, y que tiene que realizar un viaje en contra de su enemigo, ese que la va a dejar sola haciendo todo lo que ella no fue capaz, para acabar reconciliándose consigo misma, permitiéndose sus sueños y fantasías, y aprendiendo a quererse en su imperfección.

Por momentos es un drama (el universo pétreo), por momentos comedia (la mitad de las interacciones con la funcionaria), a veces loquísima (el dónut, la funcionaria zombie), otras surreal (el universo lésbico), es una película de acción (Tarantino ya quisiera), de aventuras (la huida por mundos), de intriga (el descubrimiento del enemigo), de terror... Efectivamente es todo, durante quizá más tiempo del necesario, invadiendo todo lo que le permitamos que invada de nuestro propio ser.

Durísima si quitamos todo el carísimo envoltorio, tristísima en el fondo. Entiendo quien no comparta mi entusiasmo, entiendo a quien le haya dado dolor de cabeza, pero negarle su valor me parece puramente estúpido.

 

26 noviembre 2023

Blue Beetle

Blue Beetle (Ángel Manuel Soto, 2023)

 


Previo a la llegada del que suponen que será su salvador, DC ha continuado haciendo experimentos a la búsqueda del éxito de Endgame, iniciando sagas que, visto el resultado, nadie tiene claro que vayan a continuar.

De hacerlo, quizá lo merezca este Blue Beetle que nos llegó a finales de verano, no ya porque sea una gran película, que no lo es, sino porque, al menos, la mayoría de sus personajes resultan simpáticos, lo que ya es un avance para el estudio.

Hay una compañía que intenta buscar un presunto arma/joya, un escarabajo azul que han tardado décadas en encontrar. Esa compañía la lleva una señora blanca cishetero más mala que la quina, que tiene una sobrina influencer concienciada que sospecha de malas intenciones de la señora y su guardaespaldas/amante/arma humana. Hay un conflicto entre ambas en la casa donde están trabajando como sirvientes nuestro protagonista y su hermana, descendientes mexicanos, y por cosas de la vida, los terminan despidiendo.

La sobrina promete ayudarlos, y lo que termina haciendo es utilizar al que será nuestro héroe para esconder el escarabajo de las narices, que terminará fusionándose con él y dándole poderes que le intentarán quitar, haciéndole la vida imposible. 

Si como ven, el argumento es otra versión más de lo mismo, el desarrollo no les quiero ni contar, así que no lo haré. 

Lo interesante, por divertido, es la introducción del background cultural, el cómo nuestro héroe ya es un héroe para su familia por ser el primero de todos que obtiene un grado universitario, el cómo la religión les influye en sus creencias, el cómo viven en el barrio, el cómo les influye el racismo, el cómo les influye la pobreza... Y el cómo al final es la familia, toda la familia, la que ayuda a solucionar el embrollo en que la rica heredera les ha terminado metiendo.

El tío y la abuela del héroe roban el show, por más secundarios que sean, aunque también se agradece salir de la estética gris que parece que ha sido obligatoria hasta para productos infantiloides como los Shazam, y el color pasa a ser parte del protagonista, con una cierta nostalgia ochentera en lo estético que, gracias a no enfatizar, termina hasta gustando.

Lástima que todo lo "principal" sea tan rutinario a estas alturas. Lo secundario es francamente disfrutable.

24 noviembre 2023

Las Invisibles

Las Invisibles (serie de TV, Morena Films/VIS)

 


La publicitada primera producción de Skyshowtime en España llegó con la apertura del nuevo servicio de streaming, tan poco ruido como el propio servicio pero, posiblemente, mucho más del que merecía. 

Serie homenaje a las Kellys, su punto de partida es el de una camarera de piso explotada cuyo corazón revienta, literalmente, mientras está preparando una suite nupcial. Una compañera la descubre, la gobernanta y el director son informados y, como es habitual, la jefecilla de medio pelo opta por sacar las castañas del fuego "por el bien del hotel y de todo el personal" comportándose como una psicópata, y exigiendo la complicidad del resto sobre un acto más bien deleznable. 

A partir de ahí, se nos presenta la vida de unas cuantas de estas camareras, todas precarias, todas con dramas personales, todas con familias odiosas e insatisfacciones vitales, todas queriendo un futuro mejor, y todas descreídas de que ese futuro vaya a llegar en algún momento.

Lo cierto y verdad es que Las Invisibles quiere hablar de tantas cosas que ni las abarca ni les da profundidad, quedando en una colección de topicazos de melodrama patrio (es que no falta ni uno), con algún ramalazo reinvindicativo más bien suavecito, no vaya a ser que se molesten en los Barcelós.

El reparto hace lo que puede con un guión y unos diálogos que tampoco es que den más de sí, se deja ver, pero tampoco es que merezca la pena verla. 

En el fondo, lo que viene a demostrar Las Invisibles es que las buenas intenciones, por sí solas, no hacen buen "cine". 

22 noviembre 2023

The Witcher

The Witcher (serie de TV, Platige Image/Netflix/Sean Daniel Company/Pioner Stilking Films/Cinesite)

 


Empezar a hablar de The Witcher a estas alturas podría ser complicado, si el intento desesperado de corregir todo lo que se le criticó a la primera temporada no lo hubiera hecho todo tan fácil, con lo que, salvo que me líe como de costumbre, acabaremos pronto.

Novelas fantásticas convertidas en videojuegos de éxito, la adaptación televisiva de las aventuras de Geralt de Rivia llegó a Netflix con muchísimas expectación y, como es habitual en todo lo que tiene fandom, cargada de polémica porque no era lo que los fanses esperaban, sea eso lo que quiera dios que sea.

Es cierto que no dejaba de ser una temporada de presentación, donde sólo se conseguía coger ritmo en los últimos capítulos, justo cuando conseguíamos entender los saltos temporales de la historia y poner en orden lo que nos habían contado para llegar a lo que querían llegar desde el principio, el encuentro entre nuestro brujo y la princesa a la que había quedado unido desde antes de su nacimiento.

Quedaba una temporada de diez capítulos larguísimos, en su mayoría, de factura exquisita en lo estético, menos redonda en lo narrativo, en cada uno de los cuales se nos contaba un cuento, parte del puzzle que el espectador no conocedor de los personajes tenía que montar. Quizá fue eso, precisamente, lo que hiciera que los no fanses respondiésemos mejor, lo cierto es que, digan lo que digan, una vez hallada la linealidad temporal y con el desencadenamiento del conflicto por la búsqueda de la poderosa hechicera y, sobre todo, por El Continente, la serie ganaba enteros, dejando un final magnífico para una segunda temporada.

Desafortunadamente, las cuitas de nuestro brujo seudomedieval, su princesa maga, su amante hechicera, su amigo el bardo follador y un montón de seres sobrenaturales, tuvieron una segunda temporada planísima, intentando gustar a quien no lo había hecho, para lo que no es que se perdiera la sorpresa, sino que se lanzaron a lo puro tópico (incluyendo traiciones, posesiones, venganzas sobre traumas absurdos, muertes de secundarios importantes y tramas secundarias que no parecían tener mucha relación con la principal) perdiendo mucho interés para los ajenos al universo witcheril, no tanto para los adeptos consumados.

Tanto es así que se firmó a la vez la renovación de varias temporadas, la tercera de ellas la que nos trae nuevamente a estos lares. Mejor escrita, con más recorrido y giros, más cohesionada, lo cierto es que, sin salir de la linealidad, las nuevas aventuras de de Rivia me han reconciliado con el brujo y sus acompañantes. 

Lucen mucho las intrigas palaciegas, están muy bien rodadas las maquinaciones, y las batallas son mucho más emocionantes. Hay un tono de tensión continuo que se agradece, y una cierta preocupación porque el espectador no tenga la sensación de estar viendo series de aventuras medievales de los 80-90 (no daré nombres porque siempre hay alguien que se va a molestar), lo que también merece reconocimiento.

Para la temporada cuatro, no se sabe muy bien por qué, prescindirán de Henry Cavill. Teniendo en cuenta que es otro que de esos guapísimos pero que de actuar va justito, y que su personaje lleva con la misma cara treinta capítulos, no creo que salgamos perdiendo.

21 noviembre 2023

Guardianes de la Galaxia Volumen 3

Guardians of the Galaxy Vol 3 (James Gunn, 2023)

 


Mucho tienen que agradecer los mandamases de Marvel a James Gunn, entre ello que su despedida de la empresa, para hacerse cargo de su directa competidora, es lo mejor que ha entregado Marvel desde Thor: Love and Thunder, precisamente también de otro director con suficiente personalidad para no necesitar que Kevin Feige intervenga y termine haciéndolo todo igual, ya lo he venido comentando en las últimas entradas de títulos del MCU. 

La tercera y, de momento, última entrega de Los Guardianes, funciona estupendamente por lo mismo que sólo los títulos de DC que ha tocado Gunn se salven de la quema general, no ya el que Gunn sepa dirigir (aunque en más de un caso, eso ya es un avance importante), sino el que imprime personalidad al producto, por lo que venimos viendo, la suya propia. 

Esa es la diferencia fundamental con el resto de películas de la compañía, y ese es el motivo por el que todos los episodios de Los Guardianes (excepto aquella cosa que hicieron para navidad) funcionan, por más que la historia explícita, en realidad, es la misma historia de superhéroes con el mismo desarrollo y los mismos elementos de siempre.

En este caso,  no obstante, y sirviéndose de esos mismos elementos, Gunn marca su despedida con un punto y aparte respecto a su equipo, que se construye desde el inicio de la película, ese en el que nos damos cuenta de que aquí Star Lord no va a ser el protagonista, y nos comienza a contar la historia de Rocket, porque algo pasa con Rocket. 

Concretamente que, tras el ataque de un Warlock que tendría que haberlo secuestrado, se descubre que Rocket va a morir porque está programado para ello. Por lo que, mientras en la historia superheroica principal sus amigos buscan la forma de salvarlo, acompañamos a Rocket en su coma mientras repasa su vida, sus amistades, sus esperanzas, el cómo el propio villano de la historia superheroica fue el que lo creó para traicionarlo, y el cómo, a pesar de su papel habitual de gregario, él es el líder, siempre fue el líder, como bien le recuerdan sus antiguos amigos cuando está a las puertas del final.

Sin perder su toque humorístico habitual, y su sentido del hacer espectáculo, que lleva a algunas de las escenas más espectaculares de todo el MCU, parece que la posible muerte de Rocket no sólo lo afecta a él, sino que remueve a todos sus compañeros, que terminarán buscando la forma de seguir su propio camino, que puede llevarlos a ninguna parte o a sacrificarlo absolutamente todo, hasta a ellos mismos. Gunn nos hace elaborar así su duelo, a la vez que deja perfectamente organizadita una nueva versión de los Guardianes, preparados para un posible futuro sin el propio Gunn.

El malo es malísimo y tiene un plan, en este caso muy absurdo y que no cambia por más que lo repite sin resultado. A los que buscan venganza a veces les sale el tiro por la culata. Las alianzas son frágiles cuando no se cuidan. Hay muchos héroes inesperados, planetas preciosos, naves espaciales inmensas, persecuciones, momentos en que todo parece que va a salir mal y nos ponen en tensión aunque sepamos que es todo un espejismo... Pero sobre todo hay unos cuantos momentos de emoción de verdad, de esa que te pone el nudo en la garganta, de ese que surge cuando te das cuenta de que se va lo que no querías que terminase.

Sinceramente, no las tenía todas conmigo, dados los últimos antecedentes, y la primera media hora me hizo presagiar lo peor. Qué gusto da equivocarse, y cuánto de menos van a a echar a Gunn los señores que le pagaban. Casi tanto como nosotros. 

19 noviembre 2023

El castillo de Takeshi

Takeshi’s Castle (serie de TV, Encofrados Encofrasa)

 

 

No sé a quién se le ocurrió traer Humor amarillo al siglo XXI, pero no puedo entender el motivo que le pudo haber llevado a hacerlo y, visto el resultado, tampoco tengo claro si les habrá merecido la pena.

Humor amarillo venía de la tradición tan occidental, vista desde los sesenta, de coger algún producto asiático, generalmente japonés, modificar más o menos la edición y doblarlo a base de chistes locales bastante estúpidos con tal de provocar la risa. Y ya. Fue un programa relativamente exitoso en los inicios de las televisiones privadas, especialmente para un público adolescente que buscaba tortazos y chistes de mierda. Cumplía lo que prometía.

Su versión moderna se basa en premisas similares, donde se busca la humillación del concursante en medio de una serie de pruebas diseñadas para que nadie termine de superarlas, con los mismos disfraces de mercadillo y otros muchos guiños a su programa matriz, pero con una pantalla verde donde proyectar imágenes y una prueba final digna de un parque de atracciones de tercera. Takeshi Kitano, ese actor y director al que le llovieron los premios por espléndidas películas jodidísimas, sorprendente ideólogo aparente de esta estupidez, y dueño del "Castillo" del título, aparece en el último episodio para llevárselo calentito, supongo, aunque la conducción la llevan los mismos actores que ya lo hacían en la original.

En fin, que tampoco importa nada el programa original, porque lo importante es el resto. No sé si Amazon o la productora se decidieron a gastarse los cuartos contratando a cómicos de moda más o menos conocidos (Dani Rovira y Eva Soriano no podían faltar, porque si se hace algo de comedia en este país sin ellos te vetan la emisión, parece ser, y por allí pasaba Jorge Ponce, además de Mr. Jagger dando más gritos de lo habitual), tanto que no debió quedar mucho dinero para guionistas buenos, así que contrataron a unos cuantos que, al menos, por momentos están inspirados.

Demasiados chistes acerca de la nostalgia, la mayoría, además de malos, repetidos hasta la saciedad, y una estructura mucho más lineal, no ayudan a terminar de encontrar lo disfrutón que tenía el anterior formato. Hay un intento de caracterizar tipología de personajes, algunos muy bien conseguidos, con los que hacer chanzas acerca de estereotipos muy reconocibles, que es lo que mejor funciona. Aún así, se nota a los cómicos demasiado encorsetados en un guión con demasiados pocos chistes memorables, resulta mucho más agradable y natural cuando interaccionan entre ellos.

Los concursantes, que ahora no sólo son japoneses, se dan golpes, se caen, saludan a la japonesa, hay momentos francamente divertidos, pero la mayoría da mucha perecita, mucho más si se ven como atracones. Para ver poco a poco los domingo por la tarde, mientras se hace la siesta, es una opción. Aunque las hay bastante mejores, sólo que posiblemente para esas haya que pensar.

 P.D.: el chiste con el título del anterior programa, intentando no ser racista, aparte de espantoso es ofensivo, ¿por qué repetirlo en todos los programas metiéndolo en la cabecera?

18 noviembre 2023

Cortar por la línea de puntos

Strappari lungo i bordi (serie de TV, Movimenti production/BAO Publishing)

 


Una de las pocas alegrías que me ha traído 2023 es descubrir a Zerocalcare. Dibujante/Historietista italiano de larguísima trayectoria, su éxito en su país de origen con una serie de cortos de animación, Rebibbia Quarantine, emitidos en plena pandemia, debió llamar la atención de un Netflix que aún hacía parecer que sus suscriptores le importaban, que decidió distribuirle a nivel internacional esta Strappari lungo i bordi, allá por finales de 2021.

Casi dos años después, y durante el mes en que aprovechamos para pagar Netflix una vez pasado el cabrero por el cambio de sus condiciones, repasando lo que tenía pendiente de esa lista cada vez con menos cosas interesantes, me topé con ella, recordé su existencia, y me decidí a verla.

La historia comienza con un alter ego del propio Zerocalcare, un joven dibujante llamado Zero, que empieza a contarnos, en primera persona, una serie de anécdotas con las que no sólo se presenta él, su vida y su forma de verla, sino a sus amigos y sus relaciones desde pequeños, en una Italia que dibuja como en una intensa dicotomía entre haber sido el país ideólogo de algunos de los mayores avances en derechos humanos durante el siglo XX, para poder entrar sin complejos en el siglo XXI, y a la vez seguir siendo un reducto hipercatólico con un machismo institucionalizado, en instancias oficiales y oficiosas, que sigue queriendo imponerse, y a veces lo consigue.

Zero también se mueve en la dicotomía, en varias, en realidad. La más explícita, la que llena cinco de los seis capítulos de esta miniserie, su propia lucha interna entre cualquier cosa y su ideal de convertirse en una persona decente, lo que lo convierte en una especie de Woody Allen postmoderno, que está dispuesto a deconstruirse, a cambiar, y a analizar todo lo que hace para intentar no volver a equivocarse, justo al contrario que Allen y todos sus coetáneos. 

La segunda, la verdadera, la realmente importante, tiene que ver con ese armadillo, representación de su posible subconsciente, ese que intenta aflorar cosas a las que Zero se va resistiendo, precisamente, mediante su constante cuestionamiento de otras, y que se nos revelará al final del quinto capítulo, ese en el que Zero y su amigos llegan al destino de ese viaje que se nos ha presentado como la excusa para nuestra historia, que ninguno de ellos querría haber tenido que realizar, y cuya finalidad termina de dar sentido a todo lo no entendíamos antes, incluyendo esas disonancias cognitivas que han ido ocurriendo, y que el propio Zero ha venido manifestando no terminar de entender.

El último capítulo, ya con todo desvelado, nos muestra además parte del gran mal de las nuevas generaciones, el centrarlo todo tanto en su propio pensamiento, sus propios sentimientos, sus propias creencias, buscando un ideal que lo mismo no va a llegar nunca, que parece que no escuchan, que no saben, que no entienden. Que están tan centrados en querer ser algo, que terminan interpretándolo todo desde ellos mismos, perdiéndose mucho, quizá todo lo demás.

Es sutil, elegante, sensible, con una construcción perfecta, y un desarrollo donde no sobra aparentemente nada, y trata todo lo que quiere tratar. Me pareció divertida, y triste, y me hizo llorar... Y su autor parece estar decidido a estar siempre en el lado correcto de las cosas, lo que también se agradece.

15 noviembre 2023

Venom: Habrá matanza

Venom: Let there be Carnage (Andy Serkis, 2021)

 


¿Otra película de superhéroes?¿Por qué?, se preguntará alguien. Pues muy fácil, porque llevo un par de años horribles de trabajo y lo que menos me apetece al llegar a casa es ver a Godard, qué quieren que les diga. Lo que sí parece es que este verano, que es cuando vi lo que estoy publicando estas semanas, debió ser duro de cojones.

Pero aquí estamos otra vez, en esta ocasión con nuestro simbionte preferido en conflicto con su huésped humano porque éste no lo deja "comerse a los malos", cosa que empeora cuando uno de esos malos, asesino en serie en el corredor de la muerte, exige a Eddie Brock para confesarle dónde están los cadáveres que la policía no encuentra. Surge ahí una confianza que termina con Brock siendo invitado a la ejecución del malo malvadísimo, y éste provocando una pelea para terminar mordiendo a Brock, beberse un poco de su sangre y asimilar así una parte del simbionte, que terminará, con ayuda de la química, convirtiéndose en Carnage/Matanza, mutación del propio Venom y unos de sus enemigos por antonomasia, que dará muchos dolores de cabeza a todo el mundo, primero matando hasta al apuntador en la cárcel, luego fugándose, luego yendo a buscar y liberar a su novia con poderes, y luego intentando matar a Brock/Venom, con la colaboración sin igual de una policía que, como suele ocurrir, no es el lápiz más afilado del lapicero. 

La escena final, y su estética casi de videojuego, me gustaron muchísimo, dándome ese "desparrame" por momentos que tanto me faltó en la anterior, y que también falla en casi todo el metraje de ésta, desgraciadamente. 

No hay mucho más que pueda decir cuando ayer ya hablé de la primogénita. es digna sucesora de ella. Le falta garra y algo que de verdad le de originalidad, pero sigue con su patrón clásico, un poco más por los pelos a nivel argumental, pero disfrutable como cine de aventuras sin complicaciones. A ver si en la tercera se terminan de despendolar (spoiler: me voy a quedar con las ganas). 

14 noviembre 2023

Venom

Venom (Ruben Fleischer, 2018)

 


Conocí a Venom cuando era pequeño, en unos tebeos fragmentados de Spiderman que acompañaban a algún dominical que no recuerdo, como enemigo del hombre araña. No me acuerdo de haber visto recorrido televisivo o cinematográfico previo a ser presentado, efectivamente, como archienemigo del mismo en la peor de la triología de Raimi, completamente eclipsado por el resto de villanos, en lo que me imagino que pretendía ser una presentación para una segunda triología que Raimi quería hacer centrándose en él, según estoy leyendo ahora.

La cosa no prosperó, pero tras anuncios, alguna referencia en otras cintas y Marvel queriendo hacerse cargo de ella, llega en 2018 una película de Venom que, al contrario que en aproximaciones anteriores, lo alejaban de Spiderman para ponerlo como protagonista. La película que se les ocurrió hacer, ni mucho menos la que el personaje merecía.

Un simbionte alienígena está siendo motivo de estudio secreto en una Fundación con un director/dueño que alberga, oh sorpresa, intenciones inmorales con sus resultados. Ese simbionte escapa y se refugia en Eddie Brock, un periodista/fotógrafo que estaba investigando la Fundación, y a quien dota de poderes sobrehumanos cuando toma el control, sirviéndole el humano como camuflaje y dador de conocimiento en un mundo en el que está perdido.

Por supuesto, los malos quieren recuperar al simbionte, el simbionte quiere escapar a toda costa, hay muchos malentenidos, entre ellos el que nadie entiende a un monstruo de dos metros largos que come humanos, hay una señora que no debería haber estado ahí y un simbionte extra, maligno, que se aliará con el villano humano en contra de Venom, y que tiene un plan para conquistar La Tierra. Tenemos nuestra escena final, donde todo parece que va a salir fatal y donde las cosas terminan como terminan, pero luego no.

No sé si estoy transmitiendo lo que quiero transmitir, pero en realidad es simple. Venom es una película genérica acerca de superhéroes donde, por más que está bien hecha y es entretenida, no hay ni un sólo aspecto destacable.

Sigue una estructura clásica, casi sin variaciones, por más que el argumento está mejor resuelto que el de la mayoría de las producciones de este tipo (luego ya el guión, bueno, está ahí). Está rodada de la forma en que se ruedan todas estas cintas detrás de las que no hay nadie con cierta personalidad, pero sí que hay que reconocer que la parte del descubrimiento de la posesión, y los distintos problemas que eso generan a Eddie resulta simpática y hasta tiene un par de chistes conseguidos,  por más que durante todo el metraje no deja de moverse en la más absoluta mediana, como si tuviera miedo de molestar a alguien si se desviaban de lo habitual. Cosa que no es de por sí mala, ojo. Buena tampoco, eso sí.

Precisamente se salva por su clasiquismo, y porque Tom Hardy le da un punto sexy/canallita/irreverente que agrega un poco de sal al asunto. Una pena que ese toque canalla se quede ahí, sólo en un punto, y nunca acabe de despegar. Hubiera podido ser muy chula.    

12 noviembre 2023

Babylon

Babylon (Damien Chazelle, 2022)

 


Llegamos a una fiesta, enorme, excesiva, que se come casi una sexta parte del metraje de una cinta que, precisamente corta no es, sin que nos importe lo más mínimo. Una fiesta en una mansión, con mucha gente, con mucho dinero, con muchas excentricidades, con mucha droga, con mucho sexo, con elefantes...

Y como esa fiesta, todo el resto. Babylon trata de la historia del inicio de la mercantilización del cine, del Hollywood de los años veinte, de esa Babilonia donde actores consagrados hacían lo que les venía en gana, se rodaban películas en serie con decorados mínimos, los conseguidores conseguían, los accidentes mataban gente, si eras guapa y carismática te podías convertir en alguien, aunque vinieras de la nada... De cómo un grupo de gente con mucha pasión por lo suyo, y un poco de sentimiento de impunidad venido a más por la droga y el dinero también, querían triunfar y triunfaban, a pesar de todo, porque pareciera que sus actos nunca fueran a tener consecuencias.

Y de cómo eso cambia, porque el mundo avanza, y ellos se hacen mayores, y porque las cosas que pasan suelen tener la fea costumbre de acarrear otras, porque en realidad, nadie es inmune a su propia responsabilidad. 

Muertes trágicas, despilfarro, pasiones desbordadas con la ayuda de los psicotrópicos, escándalos sexuales... Hay una larga lista de gente que no aparece con sus nombres en esta película, pero que cualquiera que haya leído un par de cosas acerca de la época, puede hacerse a la idea de quién es quién en este "Hollywood que está empezando a ser dorado". 

Chazelle hace un trabajo, creo, impecable. La película es trepidante por momentos, más calmada cuando lo necesita, y a pesar de que todo es mastodóntico, desde la duración hasta los decorados, los planos, las situaciones, los extras... intenta evitar de todas las formas posibles el efectismo y lo consigue sin mucho esfuerzo. 

Dedica su trabajo a contar, no parece estar dispuesto a juzgar lo que hacen sus personajes, y si bien parece que se establece cierto aire nostálgico respecto a la época, más orientado en apariencia a la historia del cinematógrafo que al esto de despropósitos, no escatima en que veamos las miserias de esos seres, con una sutileza y elegancia que se agradecen, como queriendo cuidar a gente que, a pesar de las apariencias, nos hace ver que está muy rota.

Los actores están impresionantes, la música, la ambientación, la fotografía... Me ha recordado, en cierto modo y sin tener nada que ver, a Magnolia, otro mamotreto larguísimo y tan intenso y sutil a la vez que termina sin que te hayas dado cuenta. En la dirección también me ha recordado a P.T. Anderson, no sé si será casualidad.

Por cierto, desde aquí mi más sincera felicitación al agente de Margot Robbie. Ella es fantástica, pero que hayan conseguido que esté metida en la mayor parte de los proyectos más interesantes que han salido de las mayors en los últimos años... Fetén. 

11 noviembre 2023

Shazam: Furia de los dioses

Shazam! Fury of the Gods (David F. Sandberg, 2023)

 


Y entonces llegó 2023 para demostrarnos no sólo que el cine de superhéroes empezaba a estar agotado, cosa que ya venía viéndose desde Endgame, sino también para dejarnos claro que cualquier atisbo de esperanza en que las producciones de la Warner con sello DC podían aspirar a algo más que a, como mucho, la mediocridad, habían sido un espejismo.  

Y para ello, porque debió parecerles que con Black Adam aún no habían aburrido suficiente a su público potencial, despojaron a Shazam de lo bueno que tenía, y potenciaron la infantilización, los conflictos estúpidos, y los efectos especiales reguleros, para darnos un pastiche de escenas que no se sostienen sobre una trama, porque realmente no la hay, con chistes aún más lamentables que los de Wonder Woman 1984 (algo meritorio, por otra parte) y un montón de CGI que da mucho el cante, para tenernos dos horas hablando de "la familia" y los cambios vitales sin decir ABSOLUTAMENTE NADA.

El clímax es rápido, como todo el resto de escenas, y no tiene sentido, como todo el resto de escenas.  

Estoy intentando devanarme los sesos para intentar explicar lo mucho que me ha decepcionado, y es que no tengo mucho que decir aparte de eso. Larga, entretenida solo a ratos, bobalicona, con conflictos manidos resueltos de la forma más tópica posible... Si os gusta la fantasía y no os interesa la coherencia ni el que se trate al espectador como un adulto, esta es vuestra película.

Por cierto, un apunte respecto a "las villanas". Yo entiendo que Lucy Liu trabaja poco y tiene que coger cualquier cosa, y que Helen Mirren ya está mayor, de vuelta de todo y le chupa un pie un prestigio que va a mantener haga lo que haga, pero qué manera de desperdiciarlas a ambas. Hasta el cameo de Gal Gadot tiene más matices, y eso que ella no es capaz de darle ninguno a su personaje como la pésima actriz, peor persona, que es, pero eso ya es otro tema...

09 noviembre 2023

Shazam

Shazam (David F. Sandberg, 2019)

 


Antes de la llegada de James Gunn, ya hubo un intento en Warner de hacer una película divertida basada en un personaje de DC, aunque para justificarlo, no sé muy bien ante quién, tuvieron que enfocarla al público juvenil.

Un niño abandonado que vive en una casa familiar con muchos otros, a cargo de unos padres adoptivos demasiado permisivos para mi gusto, tiene problemas porque no se termina de adaptar, y con "adaptar" me refiero a que, como en la vida real, los docentes prefieren creer a los bullies hasta que el acosado se suicida, ahí ya no se había nadie dado cuenta de nada, pero no es lo que veníamos a hablar...

En fin, que el chaval se escapa, porque está hasta las narices ya de la vida, dejémonos de eufemismos, y en medio de su huida es transportado a otro mundo, donde, como tiene el corazón puro, un mago moribundo le otorgan unos poderes que lo convierten en un superhéroe cuando pronuncia la palabra mágica, efectivamente, "Shazam".

Vuelto a su vida habitual, Billy, que así se llama el muchacho, le pide a su compañero de acogida y amigo Freddy, que lo ayude a descubrir unos poderes cuyo primer efecto es convertirlo en un adulto bobalicón. 

Hay un malo malísimo que está obsesionado con conseguir los poderes de Billy, que ya le fueron ofrecidos de pequeño por el mago, siendo rechazado porque ya entonces era un cacho inmenso de mierda, al que tendrá que enfrentarse Billy, teniendo en cuenta que ha robado poderes y es casi inmortal. Sus medio-hermanos servirán de ayuda hasta la, consabida, gran escena final donde todo parece a punto de salir mal hasta el último momento, porque total, para qué cambiar la fórmula cuando tenemos que seguir explotándola.

La diferencia, y gran acierto, respecto al resto de lo que se había hecho (y se ha seguido haciendo) con las adaptaciones de DC , es el espíritu de diversión, la comedia de  malentendidos y roles y la tendencia aparente a la ligereza. 

El problema es la infantilización y que, al final, la cabra tira el monte, y terminan metiendo con calzador escenas dramáticas (toda la historia con la madre verdadera no aporta absolutamente nada, y es un bajón considerable) porque no vaya a ser que se enfade Snyder, supongo.

La acción funciona, es entretenidísima y el CGI es bastante mejor de lo que últimamente estamos viendo, lo que se agradece. Y la duración no es exagerada, cosa que también es meritorio. 


08 noviembre 2023

El pregón

El pregón (Dani de la Orden, 2016)

 

 

Ni recordaba haberla visto, pero al parecer sí. 

Un dúo de música "electrónica" de los noventa, hermanos además, se pelearon y siguieron distintos caminos. Mientras uno se dedicó a trabajar como obrero, el otro siguió intentando repetir el éxito en solitario, sólo consiguiendo hundirse cada vez más en eso que llaman "la industria", y acabó tocando en garitos de mala muerte, y viviendo en un piso de estudiantes a los que esquilma el alquiler. No se hablan, pero ambos necesitan perras y surge, como por arte de argumento, un bolo para dar el pregón de las fiestas de un pueblucho de Castilla, por el que un ayuntamiento, que no tiene un duro, les paga un pastón. 

Hacen unas paces de compromiso y comienzan un viaje enfrentándose a ellos mismos, a su propia estupidez, a las costumbres rurales, y a los prejuicios acerca de la gente de pueblo, en base a sketches de distinto pelaje (algunos divertidísimos, otros de mucha vergüenza ajena), unidos por una historia que no tiene mucho más que contar, más allá de lo mismo que casi todas las comedias "familiares" que se hacen en Ejpaña de un tiempo a esta parte (conflictos entre familiares o allegados, situación complicada que resuelven, a la vez que aprenden todos a ser mejores personas y perdonarse entre ellos).

En este caso todo se articula en la química de Berto Romero y Andreu Buenafuente y, sobre todo, en la capacidad cómica del primero. Es cierto que por más naif que sea el tono, hay momentos hilarantes (toda la narrativa de la cabra es de antología), se aprovecha para hablar de corrupción, del paso del tiempo, de la necesidad de madurar y de cómo eso no supone tener que convertirse en una monja de clausura... pero sí que es cierto que falta mala hostia. Una pena, porque no está mal, pero no termina dejando poso alguno.

 

06 noviembre 2023

Barbie

Barbie (Greta Gerwig, 2023)

 


"¿A que no hay huevos de conseguir que Barbie sea el adalid de la feminidad postmoderna?" dijo alguien, en algún momento, en Mattel, y aquí estamos, amigos. 

Varios meses después de su estreno, y cuando aún Warner no sólo no ha parado de facturar con ella, sino que se ha saltado su propia política de estrenos  en HBOMax para seguir sacando tajada vía otras plataformas de streaming (donde se puede alquilar para ver al doble o triple de precio de lo que cuesta una entrada de cine), Barbie se ha convertido en la película más taquillera del año y una de las más taquilleras del siglo, a pesar de los vaticinios de descalabro de todo el incelismo occidental, que ahora parecen querer cargarle a ella toda la responsabilidad de los descalabros económicos de la productora, porque eso es lo que tienen que hacer las mujeres, claro, responsabilizarse y resolver todo lo que cagan unos directivos que no saben más que tomar malas decisiones, ya hablaremos de The Flash.

Podríamos hablar del fenómeno Barbie, de esa especie de sororidad femenina creada con varios vestidos rosas y unas fotos promocionales que destilan buen rollo, con unos protagonistas entregadísimos a ella y una sensación, antes de ver la película, de que todo el mundo se lo estaba pasando de puta madre, de esa hermandad creada entre madres e hijas, o de esa, no tan espontánea, ocurrencia que ha llenado las salas de proyección de gente vestida de rosa chicle. Pero se ha hablado demasiado y éste es un blog de cine, por lo que a lo mejor vamos tarde y no es el sitio. A lo mejor.

Podríamos también hablar de Barbie, la película. De esa historia de esa muñeca que vive en un mundo ficticio donde todo es felicidad hasta que empieza a actuar "raro", a preguntarse cuestiones existenciales en medio de la misma fiesta estúpida con sus amigas que tienen todas las noches, y que se da cuenta de que están jugando mal con ella, por lo que tiene que ir al mundo de los humanos a resolverlo para no quedar relegada al destierro, como las otras muñecas "malas" (la hostia a Mattel con este tema se ha escuchado hasta en Alfa Centauri).

De cómo su Ken, un mindundi que en su mundo se pasa los días mendigando el amor de Barbie sin que esta le corresponda (como todo el resto de Barbies a todo el resto de Ken), descubre la cultura occidental y, cuando Barbie vuelve a la que era su casa con su humana y su hija, Ken ha convertido esa casa en su "Mojo Dojo Casa House", y Barbielandia en el paraíso de los concursantes de Mujeres, Hombres y Viceversa, porque ha entendido que tiene que buscar su lugar "en contra de" el otro, en este caso, su propio presunto amor. 

Y de cómo la Barbie prototípica, con la ayuda de las Barbies descartadas por no ser normativas, consigue convencer a las presuntas Barbies exitosas de que, por más fácil que sea aceptar la posición de sumisión florerística al macho dominante, la libertad la tiene uno cuando decide y, sobre todo, cuando la dejan decidir. 

Y de cómo Gerwig construye una comedia divertidísima donde todo vale, con números musicales hilarantes, y con personajes que deberían chirriar pero encajan como un guante teniendo en cuenta de que se busca con ansia la exageración y el absurdo no sólo como modo de expresión, sino también como metáfora de la estupidez de la lucha de géneros del mundo en el que vivimos, cuando la verdadera lucha es interior y tiene que ver con descubrirnos y aceptarnos como nosotros mismos. Eso que tiene que hacer Ken, pero también su humana y su hija.

Creo que las bromas funcionan sin problemas. Sí que se alarga demasiado toda lo relacionado con los directivos de Mattel, parte de la que he escuchado mucha queja por incongruente, pero que, quizá porque estoy convencido de que era el propósito, encaja estupendamente con lo ridículo de lo que hablábamos antes. Me chirrían un poco más los, pocos, momentos melodramáticos relacionados con el homenaje a la Barbie original y a su creador. Quizá eso es lo único que no termino de encajar. Pero ya hay millones de críticas acerca de la película, busquen opiniones allí, no es para eso para lo que quería escribir este post.

Porque en realidad de lo que quería hablar, cuando vi la película, es de los movimientos que han producido, tanto el fenómeno Barbie, como Barbie la película, en todo esa ultraderecha que ha asimilado los preceptos del movimiento incel como propios, y que ha creído que llamando al boicot de una película que los señala como misóginos inadaptados, mediante demostraciones públicas de que son unos misóginos inadaptados, era una idea cojonuda. Por lo que sea, ha funcionado igual de bien que ir a defender el "orden constitucional" con gritos de "¡Viva Franco!". Por lo que sea.

Aunque no sólo se han limitado a insultar a mujeres por serlo, también hemos cobrado los lgtbiq+, los racializados y, en general, el noventa y nueve por ciento de la población mundial, esa que no son hombres blancos heterosexuales que creen ser superiores al resto  por el simple hecho de serlos y que, por ello, tienen más derechos que nadie, incluyendo a poder tratar a las mujeres como cachos de carne y que estas no sólo no se quejen, sino que dejen usarlas como los cojines a los que se follan.

Pero por más que quiera hablar de eso, no voy a hacerlo. Igual que no voy a hablar de la mayor genialidad de la cinta, esa situación de que las mujeres pueden ser lo que quieran ser en un mundo donde están asexuadas, pero para poder tener genitalidad tienen que venir al mundo real, donde ya las limitaciones son mayores, incluyendo el tener que ir a que te revisen los bajos (todo ello prácticamente sin recalcar nada y sólo con un comentario y la escena final en una película de casi dos horas). .

Pero no hablaré de nada de esto, porque ya se ha hablado de todo y porque ya hace mucho tiempo que se le está dando vueltas. Yo en realidad sólo escribía esto para cagarme en los muertos de la Warner por no poder aprovechar mi suscripción a HBOMax para verla una vez en semana. Todo eso me ha gustado, por más que no sea la mejor película del año, ni le haga falta serlo.

05 noviembre 2023

Lo que hacemos en las sombras

What we do in the shadows (Jemaine Clement, Taika Waititi, 2014)


Antes de convertir a Thor en el más divertido de Los Vengadores, Taika Waititi se hizo amigo de Jermaine Clement, la mitad de Flight of the Concords (ese duo musical neozelandés que protagonizó la que, durante años, fue la única serie divertida de HBO), e idearon un falso documental de vampiros, unos que en vez de vivir en castillos o catacumbas, intentan vivir con normalidad humana en una casa unifamiliar de un suburbio Wellington, porque, total, si no ponemos a hacer la broma, nos ponemos.

Cuatro vampiros de muy distinto pelaje (el solemne, el seductor, el decrépito y el pringadete) comparten casa, con ayuda de una "familiar", una especie de sirviente/esclava, que les echa una mano con las tareas diurnas, con la promesa de que será convertida en vampiro en un futuro que no termina de llegar nunca. 

El documental, un mockumentary en toda regla, explora todos los aspectos de su vida, desde dificultades propias de la convivencia como quién tiene que sacar los cadáveres al jardín, a su búsqueda de alimento o los intentos de tranquilizar a Petyr, ese vampiro antiguo que no sabe controlar sus impulsos, ni siquiera con el equipo de rodaje.

Esos intentos no terminan de funcionar, y Peytr termina convirtiendo a Nick, un humano que había sido llevado para alimentar a los otros tres vampiros por la "familiar", su ex-novia. La "familiar" se cabrea porque ella sigue esperando la conversión, que vuelve a ser pospuesta porque los vampiros tienen ahora que "educar" al neófito en su nueva vida, a la vez que intentan adaptarse a una vida nocturna que no terminan de entender. 

Enfrentamientos con hombres lobo con insultos de niños pequeños, clubs donde no los dejan entrar, formas de ligar del año de la polca que no funcionan en el siglo XXI, poderes hipnóticos que no terminan de hipnotizar, y un equipo de rodaje al que se intenta tratar bien a pesar de sentir que están en constante peligro, son algunas de las cosas que conforman el microuniverso en el que se mueven nuestros "héroes", el necesario para que los chistes funcionen.

La premisa es divertida y la forma en que está rodada también. Una especie de calma chicha casi perpetua, que, con la perplejidad casi continua de los protagonistas ante lo que se les presenta, acentúa la comedia de enredo continua que se genera por el enfrentamiento entre pasado y futuro, entre humano e inhumano, entre ser de otro tiempo y no tener la más mínima capacidad de resiliencia, con intentar ser "humanos", pero sólo en los superficial. El resto de personajes y situaciones, incluyendo los enfrentamientos o verbalizaciones despectivas respecto a otros entes sobrenaturales, acompañan, pero el centro de lo cómico gira en torno a la anacronía y la incapacidad para cambiar de una forma de vida que se presupone inmutable.

Funciona bastante bien, pero al final terminamos con la sensación de que estamos ante un capítulo piloto alargado de lo que, desde hace pocos años y gracias a que esta cinta se convirtió en película de culto, es una serie estupenda, de la que hablaré cuando termine de ver la cuarta temporada (aún me queda). 

El hilo conductor es muy débil, aparece muy tarde, y queda eclipsado por las distintas subtramas que, efectivamente, se resuelven en lo que tarda en terminar un capítulo de una sitcom. Las bromas son muy divertidas, pero terminan resultando repetitivas, y el ritmo pausado termina cansando, precisamente por esa sensación de que necesitarías un descanso entre cada capítulo.

La rodaron en Nueva Zelanda, me imagino que con dos duros, y con sus mismos creadores como protagonistas. Que con esas limitaciones hayan llegado a tener una serie de éxito en EEUU da una idea de que, en realidad, es muy buena. Por más que equivocaran el formato.

04 noviembre 2023

Scream Queens

Scream Queens (serie de TV, 20th Century Fox Television/Ryan Murphy Productions)

 


Cuando se tiene una lista de cientos de series y películas por ver, no se da abasto. Y en la lista de prioridades al final no termina nunca de estar una serie de 2015 que llegó en streaming a España en 2020, cancelada en su segunda temporada, de un creador que me gusta a la vez que me horripila, por más que lleve años escuchando hablar muy bien de ella. Hasta que se anuncia una posible tercera temporada que, tras terminar las anteriores, estoy deseando ver por más que no tenga ni idea de cómo van a hilarlo. 

Scream Queens es una serie de Ryan Murphy, posiblemente las más Ryan Murphy de todas sus series (más incluso que la escena de esa señora gritando "Balenciaga" mientras la queman), porque reúne todas sus obsesiones habituales bajo la excusa de hacer un slasher en forma de serie, cosa que ya considero que es su primera genialidad.

Pasamos del Instituto a la Universidad, pero sólo en apariencia, al final nuestra historia se desarrolla en esa prolongación de la adolescencia que son las sororidades.  Ahí entra la, tan murphyniana, cuestión de populares vs. pringados, que explota hasta sus máximas consecuencias, no sólo no rehuyendo los clichés, sino montando toda la narrativa de la temporada en base a aferrarse a ellos como si viniera a buscarlo la muerte si los soltara, como un buen slasher. 

Un asesino, disfrazado de diablo rojo, comienza a matar en el campus donde nuestros protagonistas tendrían que estudiar, aunque están ocupados siendo roles estereotípicos de películas de adolescentes. Todo apunta a que los asesinatos están relacionados con la casa Kappa Kappa Tau, entre otras cosas porque el asesino empieza a matar a sus miembros, donde la presidenta Chanel ya tiene suficientes problemas cuando la decana Munsch la obliga a aceptar gente pobre y fea como aspirantes. 

La selección de aspirantes, novatada macabra mediante, acabará regular por culpa del asesino, y a partir de ahí, todo se convertirá en algo muy loco que no termina de tener sentido pero que es, en todo caso, divertidísimo. 

Moda, política, estética pastel estropeada por una sangre rojísima que sale a chorro, secuaces asesinados, famosos haciendo de homosexuales, experimentación sexual, familias desestructuradas, intereses económicos, pulsiones, y unos asesinos que se van multiplicando  y que, para tan buen acierto en algunos asesinatos, tan torpes son para otros, conforman una temporada una donde, al menos, parece haber cierto sentido respecto a la historia, llegando a una conclusión más o menos razonable y un final nada justo, pero feliz.

No contentos con esto, Murphy se termina de liar la manta a la cabeza en la segunda temporada, y ya termina de crear la locura más absurda y divertida que puede darnos el mainstream. 

Por algún tipo de motivo la decana Munsch ha comprado un hospital, y la mayoría de sus antiguos alumnos, incluidas esas Chaneles a las que tanto odiaba y que no han estudiado nada porque han estado presas, están trabajando en él como médicos y enfermeras, acompañados de un par de médicos guapísimos que tienen un par de problemitas sacados de películas de terror de serie B. 

El asesino ahora es un demonio verde, los asesinatos son todavía más bestias, los asesinos son aún más torpes, y las Chaneles ya se presentan como definitivas protagonistas, exacerbando todos los defectos de cada una de ellas para justificar que todo lo que ocurra sea cada vez más exagerado y divertido.

Me alegro mucho de que esos traumitas de Murphy los haya sublimado en forma creativa, más cuando parece que ha dado recurrido a la asociación libre de ideas, good for him y good for us, me lo he pasado bomba viendo esto. 

¿Que a lo mejor Murphy debería ir mirando algún terapeuta bueno? Pues lo mismo sí, pero yo le recomendaría que se esperara a hacer un par de temporadas más, también os digo

03 noviembre 2023

Guns Akimbo

Guns Akimbo (Jason Lei Howden, 2019)


Un pringado dedica sus noches a vivir por internet. Una de esas noches, embriagado de su propia gloria como trol, y de mucho alcohol también un poco, se le calientan los dedos y termina troleando a quien no debe. Concretamente, a un entrepreneur que crea empleo sin parar, mediante una empresa de juegos ultraviolentos streameados en la red, y en el que psicópatas de distinto pelaje, normalmente designados por él, tienen que darse caza y matarse entre ellos. Un puesto de trabajo detrás de otro, vamos.

Total, que se levanta con unas pistolas atornilladas a sus manos, señalado como objetivo a matar, y en busca y captura por una policía que está desesperada por acabar con esa organización. Casualidades, mala suerte y una psicópata que tiene que matarlo, pero a la que traicionan tantas veces que termina colaborando con él (y a lo mejor también un poco que la muchacha está como las maracas de Machín), todo le sale mucho mejor de lo que se preveía, y con su inesperada compañera idean un plan para terminar de cargarse al emprendedor y a toda su organización emprendedora, más que nada porque es la única forma que encuentran para intentar sobrevivir ambos.

Planos loquísimos, violencia desatada, mucha sangre, mucho colorido, un Daniel Radcliffe desquiciado, y un resto de casting que no están mucho mejor de lo suyo, dan para una comedia de acción divertidísima, con un ritmo generalmente trepidante, y con la que pasárselo estupendamente la mayor parte del tiempo. 

Es cierto que hay algún bajón en el ritmo y que se repite todo el tiempo la misma dinámica, por más que se juegue con las resoluciones, pero dura poco más de hora y media, y eso ya es mucho más de lo que se puede decir del noventa por ciento del cine de acción mainstream. Nada más que por eso gana puntos. 

02 noviembre 2023

The last of us

The last of us (serie de tv, PlayStation Productions/Sony Pictures Television/Nauhghty Dog/The Mighty Mint/Word Gamez)


El llegar tarde a todo se ha convertido en una constante en mi vida (menos para el trabajo, a ese cada vez llego antes y me voy después), y en ese sentido comentar a estas alturas las virtudes de, posiblemente, la serie más vituperada de los últimos años no tiene mucho sentido. Pero como tampoco llegue en hora a verla, ¿qué más da que lo haga cuando ya amainó la tormenta supremacista en un blog que no conoce nadie?. Tampoco es que me vaya a extender mucho, en realidad. 

El origen de The last of us  es un videojuego del mismo nombre, que salió allá por 2013 para Playstation, wikipedia dixit. Ni idea de qué iba, aunque sí que su existencia la conocía por redes sociales. No sé si porque la confundía con The Walking Dead, por aquello de que los zombies, no soy yo muy fan de ellos en ningún contexto, estaba yo convencido de que el origen era otro cómic que también desconocía, hasta que empecé a escribir esta entrada. Pero no.

La serie comienza presentándonos a Joel, un padre de familia trabajador al que su hija quiere ayudar a que tenga una vida mejor. En un momento determinado del mismo día en que los conocemos, empiezan a pasar cosas raras, se declara una especie de alerta y Joel intenta a toda costa huir de la ciudad con su hija y su hermano, sin saber muy bien lo que está pasando salvo que se está encontrando gente muy rara que intenta atacar a otra gente, y hay un follón montado por el ejército, que tampoco parece saber muy bien qué es lo que está pasando.

Toda esa vorágine no terminará bien, como ya era de esperar desde el principio (espero que no haya ningún imbécil que considere un spoiler contar algo que pasa a los diez minutos del primer capítulo, en caso contrario, ahí tiene la puerta, no vuelva por aquí), y tras un corte nos trasladará a un futuro relativamente cercano donde Joel, ya solo, se trabaja realizando tareas desagradabilísimas que nadie más quiere hacer, mientras se dedica al estraperlo con la ayuda de su novia. Las ciudades, al menos Boston, donde vive ahora, se han convertido en fortines cuarentenados en contra de la infección que, ya sí, se nos presenta como el origen de la hecatombe. Un hongo mutante que parasita a los humanos destrozándolos el cerebro y que, para poder sobrevivir en su forma extendida, convierte a sus huéspedes en animales caníbales, que muerden para infectar al otro a la vez que se alimentan de su carne.

Esas ciudades, hasta donde sabemos, se encuentran bajo férreo control militar, en una especie de dictadura que siempre tiene flecos, incluyendo una resistencia de gente que cree que la solución no pasa por mantener un estado dictatorial para resistir, sino por la democratización y el encontrar una cura. 

Vemos que estos denominados rebeldes, que se hacen llamar "luciérnagas", tienen cautiva a una chica, cadete de los militares, aunque no es, en modo alguno, una rehén política. Ellie, que así se llama, esconde muchos secretos, el principal el ser inmune, no sabemos incialmente por qué, a la infección. Y eso hace que sea mucho más valiosa de lo que parece y los Luciérnagas quieran protegerla a toda costa, para poder estudiar su caso y salvar a la humanidad.

En eso que los planetas se alinean y tenemos a alguien a quien tienen que llevarse de la ciudad porque tiene que cumplir una función más grande que Asia y más grande que América (Ellie), y que, de repente, se ha quedado sin posibilidad de transporte, pero que están en el mismo sitio que un estraperlista que quiere huir de la ciudad para encontrar a su hermano (Joel). Contratan al mercenario del transporte y a su novia, y comienza la serie en sí, la búsqueda de ese centro de los luciérnagas donde están investigando la cura y pueden un suero que salve a todo el que no se ha infectado. Centro que, en realidad, nadie sabe dónde está y cuya búsqueda va a hacer a nuestros protagonistas cruzar unos EEUU llenos de zombies, y de gente mucho más peligrosa que ellos.

Pues precisamente de eso va la serie, de las historias de gente que están por ahí, sobreviviendo en medio de un apocalipsis, y que se van cruzando de alguna forma (incluso siendo las madres de hijas nonatas) con nuestros protagonistas, Aunque sea para dejar ayudas póstumas, para sacrificarse cuando no hay más que hacer, para servir de señuelos, para huir, o para purgar sus propias culpas.  

Una serie de gente de lo más indeseable a los que se trata como humanos y se les da voz, sin justificarlos en ningún momento, para que podamos entender por qué lo hacen. Con un tacto y una elegancia que parecen ser marca de la casa, tanto en el tratamiento narrativo como en la estética.

Después de verla, me parecen insultantes todos esos comentarios acerca de que no pasa nada. No paran de pasar cosas, por más que no tengan que ver con la progresión lineal de la historia, que lo mismo es a lo que se refieren. 

La historia se va construyendo lentamente, no es hasta el final de la temporada cuando se nos cuenta cómo consiguió Ellie su inmunidad, por ejemplo, y hay aspectos que ni siquiera se tocan. Y quizá esos capítulos enteros dedicados en exclusiva a personajes tan secundarios que no van a tener más recorrido en nuestra historia, para algunos puedan considerarse distracciones. Para algunos que se no se han enterado de nada.

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Ashoka (serie de TV,    Lucasfilm)   Tras abandonar la orden Jedi, Ashoka Tano, la antigua padawan del Anakin Skywalker, ha ido siendo una p...