20 marzo 2024

Ahsoka

Ashoka (serie de TV,  Lucasfilm)

 


Tras abandonar la orden Jedi, Ashoka Tano, la antigua padawan del Anakin Skywalker, ha ido siendo una presencia constante en muchas de las producciones relacionadas con Star Wars, entre otras cosas por haberse convertido en una favorita de los fanses, cosa que, además de dar contenido con el que poder vender más muñecos y videojuegos, parece haber llevado a Disney a hacerle una serie que, viendo los resultados, bien podrían haberse ahorrado.

Retomando lo acontecido en Rebels, serie de animación infantil medianamente interesante, lo que se nos plantea aquí es la búsqueda de Ezra Bridger, el jedi que derrotó al Almirante Thrawn y que desapareció con él, de cuya supervivencia está convencida su compañera en la patrulla Fénix, Sabine Wren, padawan abandonado de la propia Ashoka. 

La caída del imperio, y la constatación de la existencia de los remanentes imperiales y su búsqueda de Thrawn como posible futuro líder para la restitución del Imperio,  hará que, de nuevo, los caminos de Wren y Tano se encuentren, e inicien una búsqueda que nadie ha pedido, pero que los llevará, ballenas espaciales mediante, al antiguo mundo de las Hermanas de la Noche donde, efectivamente, Thrawn y todo su ejército han sobrevivido, y se orquesta su vuelta a la galaxia para retomar el control y derrotar a la aún joven Nueva República.

En fin, que todo esto para cuatro batallas láser rodadas mecánicamente, y mucho diálogo acerca de diatribas pueriles, que no salen de los temas comunes de todas las últimas producciones de la saga (la lealtad, la traición subjetiva, las expectativas, etc) sin que se profundice lo más mínimo en ninguna de ellas. Básicamente, todo lo que dijimos en el otro blog acerca de la serie de Kenobi, pero con Rosario Dawson y, por momentos, aún más aburrida.

18 marzo 2024

Matrix Resurrections

The Matrix Resurrections (Lana Wachowski, 2021)

 


El señor Anderson, exitosísimo creador de videojuegos acerca de Matrix, vive solo en San Francisco y se va reencontrando con distintas situaciones que le perturban: en sus sueños con sus aventuras como Neo, y en la vida real con una mujer casada y con hijos que le recuerda mucho a la Trinity que también aparece en esos sueños. Su psiquiatra le intenta ayudar a diferenciar la realidad de sus fantasías oníricas, todo con una medicación en forma de píldoras azules, a las que, no sabe muy bien por qué, Anderson tiene recelo. Tanto que, finalmente, dejará de tomarlo, desencadenando la aparición de un nuevo Morfeo, que explicará a Neo su situación actual dentro de Matrix, y ofrecerá una píldora roja que lo hará volver al mundo real actual.  

Décadas después del aparente triunfo de los humanos sobre las máquinas, la situación ha vuelto a empeorar. Sion ha desaparecido, el anterior Morfeo murió y sus herederos están más interesados en conservar una débil tregua con las máquinas que en el rescate de Neo, al que la Matrix ha usado todos estos años para sofisticarse y ganar energía, que efectuarán unos soldados rebeldes por su cuenta. La noticia de que Trinity sigue viva lleva a Neo a demandar su rescate, que se deberá efectuar con alto riesgo para todos los participantes y muy poca ayuda por parte de las autoridades humanas. 

Smith regresa con otra forma para intentar boicotear la Matrix actual, que lo había desechado, y hay muchas explicaciones y situaciones límite generadas por Matrix para evitar el reencuentro de los amados en sus forma humana, sólo consiguiendo vencerla, acción, artes marciales, y efectos especiales mediante, con la colaboración entre Neo y su antiguo peor enemigo.

No tengo muy claro el interés que tenía la continuación de una saga que ya no interesaba más que a unos cuantos en su anterior capítulo, y de la que casi nadie guardaba recuerdo, pero debieron pensar que la nostalgia y los aniversarios funcionarían, cosa que, a tenor por los resultados de taquilla, no fue así.

Tal y como la última entrega de la trilogía original, Matrix Resurrections puede resultar interesante para los fieles, pero peca precisamente de los mismos defectos de la trilogía original, incluyendo la preponderancia de lo estético respecto a lo narrativo, la prolongación absurda de sus escenas (especialmente las de acción) y las incoherencias en el relato. Todo parece demasiado fácil, la inteligencia de las máquinas parece ser imbécil y controlarlo todo tanto que no se ha dado cuenta de que tiene el enemigo en casa, y no se termina de explicar nada de lo que ha pasado durante la ausencia de Neo, quizá porque se esperara tener margen para continuar la historia en nuevas secuelas, pero que al final lastra muchísimo la historia de esta cinta como película única.

Es cierto que no deja de ser entretenida, más o menos, pero le falta ser divertida, se toma demasiado en serio y el aire trascendente no le hace ningún favor, más que nada porque queda claro que estamos ante una tontería sin mayor importancia y en la que no se habla de prácticamente nada.

De todas formas, y aunque no lo creo, viendo las opiniones de la película en webs, cabe la posibilidad de que esté siendo benévolo.

15 marzo 2024

Un polvo desafortunado o porno loco

 Barbadealã cu buclucsao porno balamuc (Radu Jude, 2021)

 


Una pareja está haciendo un vídeo porno mientras sus familiares les van pidiendo cosas a gritos y ellos intentan que no los molesten. Nadie sabe cómo (posiblemente por error de él, es lo que se plantea), el vídeo hecho para consumo propio, termina en internet y siendo difundido por los alumnos del colegio de élite donde ella es una, hasta ahora intachable, profesora de historia, lo que la enfrentará a una queja formal de algunos padres, que exigirán su cabeza (algunos casi literalmente), cosa que la directora del centro dice querer frenar pidiéndole que les de explicaciones a los mismos, en una especie de solicitud de disculpas donde a esos ricos padres no se les pone ningún límite, y se permite una y otra vez que sigan vejando, insultando y agrediendo la intimidad de la profesora, que intentará aguantar todo por mantener un puesto de trabajo al que se aferra como única posibilidad, en un país que se jacta de haber avanzado muchísimo económicamente. Todo ello con el COVID y las mascarillas por medio.

Discutido Oso de Oro del Festival de Berlín, Radu Jude utiliza esta historia para explorar, y explicar, el estado de la situación de su país, Rumanía, al que presenta como un país permanentemente en crisis (ahora la del COVID), aún en construcción, que huye de su pasado comunista como de la peste (por más que ese pasado quede demasiado lejos para poder seguir responsabilizándolo de todos los males que azotan al país), cayendo en la religión, la superstición y el individualismo, un país envuelto en la miseria, con una clase rica que se cree poseedora del derecho a decidir el destino del resto, un país con un racismo establecido, un odio antisemita y antiromaní a los que achacan, de forma mágica, toda la responsabilidad de la miseria que ellos mismos generan, un país donde la dignidad vale menos que las habladurías, si no tienes suficiente dinero para llevar a tus hijos a colegios de pago.

¿Hacía falta para todo ello lo que arma Jude? Probablemente no. La película se articula, como si fuera una obra de teatro, en un preludio y tres actos. El preludio es el vídeo pornográfico, que podrían haberse ahorrado. 

El primer acto trata del descubrimiento del hecho, y de la angustia de la protagonista, que recorre una ciudad en obras, donde la vida parece difícil, los peatones tienen que bajar de las aceras, los conductores aparcan en los pasos de peatones y te agreden si les llamas la atención, donde nadie se preocupa por nadie y donde vemos que hasta la directora de un colegio de pago malvive hacinada en un piso. 

En un segundo acto, que corta la trama, se da paso a una presentación de conceptos importantes para poder entender la cuestión rumana y la cuestión fílmica que nos atañe, y que, en realidad, sólo sirve de intermedio hasta el tercer acto, la presentación de explicaciones que se nos ha informado que la profesora iba a dar, frente a un público, el de los padres que, como pagan, se creen con el poder para disponer de la vida de la profesora, creencia que ven reafirmada cuando, con la inoperatividad de la directora, convierten la supuesta solicitud de excusas en un consejo de guerra, en cuya discusión surgen todas las dificultades que ya habían aparecido antes, y todos los temas de los que trata el film.

Creo que me estoy repitiendo tanto como Jude. Si al Jurado de la Berlinale no le importó, estoy seguro de que ustedes me lo sabrán perdonar. 

En realidad, si bien es cierto que en el último acto y sus finales alternativos está recogido todo el planteamiento, no podemos negar que la estructura es curiosa y lo cómico, porque todo esto se narra en forma de comedia, ayudan a que no se repita. Quizá porque el final es potentísimo, y el mensaje es desolador.

¿Un mediometraje alargado? Podría ser. Pero no por ello merece menos mérito.

13 marzo 2024

Piratas

 Pirates (Roman Polanski, 1986)

 


Las acusaciones de abuso sexual joden tanto la vida de los hombres que Polanski tuvo que emigrar, para que le siguieran pagando por hacer películas, A FRANCIA, el pobrecito mío. Todo ello por una acusación que tiene tan poco fundamento, según sus defensores, que ha hecho que lleve cuarenta años sin entrar en los EEUU sólo para evitar el juicio, mientras sigue ganando dinero, premios... Toda una tragedia que le ha cercenado la vida.

Y Francia, ese país en el que actrices renombradas hacen cartas para defender públicamente a los hombres (incluyendo a los directores que, presuntamente, las han acosado),  ha sido quien ha financiado fundamentalmente financió, incluyendo éste carísimo que, sinceramente, si no fuera por Walter Matthau no tendría a estas alturas mayor interés, creo. 

Y no ya por posibles dilemas morales (soy demasiado viejo como para no separar al autor de la obra), sino porque Polanski, como otros tantos excelentes directores dramáticos, no parece tener la mejor mano para la comedia, menos para la de acción, menos para una cuya base argumental, copiada del cine de aventuras de los años treinta y cuarenta, ha sido inspiración (al menos tácita) para todas las películas de piratas y/o seudodelincuentes heroicos que hemos visto en los últimos treinta años. Pero no creo que Pirates sea una mala película, no me entiendan mal. 

Las aventuras y desventuras del capitán pirata Thomas Bartholomew Red y su gregario Jean Baptiste, en búsqueda de la supervivencia, del trono de oro de los aztecas robado por los españoles, y del amor, los llevará desde la balsa en medio del océano donde los encontramos a la esclavitud, a la rebelión, a la gloria pirata y a la lucha contra el Imperio Español, para dejarlos en una situación en de la que podrían haber salido mejor parados si no les hubiese podido la terquedad y la idiocia.

Matthau está soberbio como Jefe de Pista, el resto de payasos de circo cumplen a la maravilla su función, el guión abunda en situaciones chistosas y locuras hilarantes, la acción funciona con los estándares de la época (efectos especiales incluidos), pero no deja de ser poco graciosa y algo artrósica, incluso los momentos más desquiciados (como toda la trama del enamoramiento) parecen frenarse, estando al límite de lo ridículo cuando podían haber sido descacharrantes. 

Es cierto que a medida que avanza el metraje la película parece ir consiguiendo el tono apropiado, y la última hora es más que disfrutable y entretenida, lo que coincide con que termina de desarrollarse bien el personaje de Matthau, que siendo el alfa y el omega de toda la historia, tarda demasiado en estructurarse, tanto que durante la primera media hora da la impresión de que el propio Matthau no quería estar ahí.

Resulta simpática y más graciosa que el noventa por ciento de las comedias francesas del año, aunque el humor retorcido de otras obras de Polanski casi ni aparece. Está, en ese sentido y guardando las distancias, más cerca de Les Visiteurs que de Lunes de fiel, y eso, como película, no creo que sea bueno.   

11 marzo 2024

Hairspray

Hairspray (John Waters, 1988)

 


Hace muchos años, cuando gugle ofrecía mucho mejores búsquedas de imágenes, que permitían encontrar maravillas diversas como la que he rescatado para ilustrar estas palabras, ya escribí un post, con el que a lo mejor no estoy completamente de acuerdo a estas alturas, sobre uno de los primeros éxitos del pase al mainstream de John Waters, donde expresaba mi total rechazo a ver la versión musical del 2007 porque esperaba que no estuviera a la altura.

Tiempo después la vi y puedo decir que, en cierto modo, me equivoqué, y Haispray, el musical cinematografiado, es una película muy divertida que disfruté mucho. Pero por más entusiasmo que despertara (y despierta, por lo que he leído), y por más que, quizá, como película, sea más regular que el original, lo que aporta Waters no lo tiene, ni de lejos.

Volví a ver la original después de algunos años, y es curioso que, sin que cambie mi opinión sobre la película en sí, los años hacen que cambie la perspectiva.

Me sorprendió lo macarra, lo bien ambientada en la miseria moral, lo arriesgado del planteamiento acerca de lo racista que resulta EEUU, la construcción de desmadres en personajes, ambientaciones, situaciones... Todo para, posiblemente, hacerlo más digerible para el gran público, pero sobre todo para que no nos olvidemos de disfrutar. 

Hairspray desprende sexo (los restregones, los primeros planos de Michael St. Gerard mordiéndose el labio, los bailes...), un sexo reprimido que quiere dejar de estarlo, justo como el resto de normas que atan a sus protagonistas, que lucharán contra unos y otros, a pesar de lesiones, a pesar de que los que pueden perder su privilegio van a pelear sin que les importe dejar víctimas, a pesar de sus propios miedos e inseguridades, a pesar de los lazos religiosos... para llegar a esa especie de orgasmo final compartido, cuando en el baile en el que estalla todo, se liberan.

Y está Divine, en doble papel, haciendo de una parodia de sí misma si hubiese sido en algún momento comedida, prudente y temerosa de dios. Y Debbie Harry y Sonny Bono haciendo de matrimonio burgués blanco padres de, quizá, la precursora más clara de Regina George. Y hay negros que bailan, y blancos que intentan imitarlos sin conseguirlo, y chistes con muy mala hostia, de esos que si los piensas cuestionas la risa. Y alguna irregularidad en la dirección, y escenas que podrían haberse ahorrado, y otras que se echan en falta... Pero es todo tan disfrutón, tan divertido, tan loco, tan intenso. Y la música, por más que eso sólo haya tenido Waters que seleccionarlo, qué buena la música...

09 marzo 2024

Más allá de los dos minutos infinitos

 Droste no hate de bokura (Junta Yamaguchi, 2020)

 


El dueño de un café llega a su casa, encima de donde está situado el mismo, enciende su ordenador y ve su propia imagen, llamándolo desde la cámara del ordenador del café. Descubre ahí que ambos ordenadores están interconectados con un desfase de dos minutos, lo que provocará su sorpresa, la de la camarera que trabaja para él, y la de todos los amigos y clientes que van llegando al café, y que no paran de ir del mismo al apartamento para comprobar que, efectivamente, la conexión existe y hagan lo que hagan, lo que está pasando, de alguna forma, ha pasado ya. O pasará, en todo caso. 

Lo sorprendente del acontecimiento le servirá para intentar llamar la atención y acercarse a la chica de la que parece estar enamorado, sin mucho éxito aparente, aunque algo fuera de sus deseos hace que la situación cambie, y complica mucho la historia con secuestros, disparos y apuñalamientos de por medio.

Rodado en un aparente plano-secuencia continuo, como Rope, pero sin que se note tanto dónde se producen los cortes porque para algo han pasado setenta años y los avances tecnológicos han dado sus frutos, Droste no hate de bokura es un divertimento acerca de la multiversalidad, a la vez que un cuestionamiento de la inmovilidad del destino, ese que, a pesar de que ha ido dictando lo que ha ocurrido durante toda la película, finalmente al protagonista y su amor platónico deciden retar, para poder quedarse escribiendo su futuro, sin atadura alguna.  

Cortísima para occidente, parece que el estilo de rodaje en un espacio y un presunto solo plano está de moda en japón, sobre todo para poder hacer cine con pocos recursos, cosa que ya sospechaban Buñuel o Welles, acortando el tiempo de rodaje y permitiendo, por otra parte, dar mayor peso específico a las interpretaciones. Resulta entretenida, ágil y ligera, cuando a lo mejor no lo es tanto, y por más que el propio enfoque pudiera ir abocado a una cierta artrosis propia de lo teatral, la cinta no lo nota apenas. 

Es cierto que no tengo la impresión de que sea la gran maravilla del séptimo arte, pero tampoco lo necesita. Resulta fresca, por más que no sea del todo original, y se le ven poco las costuras, si es que las tiene. Una joyita. 

24 febrero 2024

This Filthy World

 This Filthy World (Jeff Garling, 2006)

 


Durante algo menos de hora y media, John Waters cuenta la historia de cómo empezó en el mundo del cine, cómo engañó al mainstream, cómo muchos se quedaron en el camino, cómo todos significaron algo, y cómo un pequeño error de cálculo puede llevarte al "fracaso" que supone vivir de las rentas, y sacar pasta por pura afición colaborando con amigos y contando en un teatro a una peña que te adora cómo empezaste en el mundo del cine, cómo engañaste al mainstream... y cómo fracasar cuando tu éxito ha sido colarle al mundo la mierda que no quiere ver.

Como película, cuando en realidad cuadra más como especial televisivo de comedia, porque un documental no es, no sé si se la podrá cualificar de alguna manera, como manifiesto y radiografía del que habla, es prácticamente perfecta. Waters se sumerge en terrenos pantanosos, cuenta anécdotas desagradables, bucea en la miseria, las drogas, los abusos, las vidas de mierda de los que querían escapar con él del Baltimore más asqueroso, y que para hacerlo decidieron sacar a relucir la asquerosidad.

Waters demuestra que sigue siendo ingenioso, tiene un talento innegable para la comedia, el sarcasmo, la ironía, los dobles sentidos y la visión descreída del mundo, que emplea como instrumento para abogar por la bondad, la amistad y el cariño, ese que queda más que patente cuando habla de Divine o Edith Massey.

Es como un monólogo de alguno de estos famosísimos señores a los que contrata Netflick, pero hecho por alguien gracioso y que no es un absoluto cretino. Me lo pasé muy bien, lo reconozco.

Ahsoka

Ashoka (serie de TV,    Lucasfilm)   Tras abandonar la orden Jedi, Ashoka Tano, la antigua padawan del Anakin Skywalker, ha ido siendo una p...