Saint-Narcisse (Bruce LaBruce, 2020)
Artista multidisciplinar y activista LGTBIQ+, la carrera cinematográfica de Bruce LaBruce es tan interesante por el fondo como prescindible por las formas, alternando películas underground con producciones literalmente pornográficas y, en algunos casos, habiendo llegado a rodar ambas versiones del mismo film.
Personalmente, y a pesar de que confirmo que la calidad de la mayoría de las producciones que dirige/produce y, a veces, interpreta, es más que dudosa, me fascina su ideario y el cómo intenta fusionar todas sus obsesiones, políticas, éticas, eróticas... y cómo con su obra comprobamos que eso de que de mayores nos volvemos más conservadores... es para los cobardes.
Esta Saint-Narcisse, posiblemente lo menos underground que le he visto, sin llegar ni de lejos a lo indie americano menos mainstream, es una nueva muestra de su concepción vital, que parece cada vez más anárquica y desprejuiciada.
Un chaval que vive con su abuela, aprovecha la muerte de esta para intentar buscar a su madre abandónica, en base a cuatro pistas mínimas que descubre cuando la muerta ya está criando malvas. Para ello necesitará viajar a un pueblucho lleno de gente rara, en el que se encuentra con unos monjes, uno de ellos especialmente parecido a él mismo.
Brujas, relaciones sexuales múltiples, incesto, moralidad laxa, abusos sexuales eclesiásticos, confusión entre amor y posesión... La misma temática habitual en torno al pensamiento cada vez más liberal (del de verdad, no de la mierda esa que no paran de repetir esos "liberales" en lo económico que luego quieren que volvamos al nacional-catolicismo) de su autor, ya en un punto en el que, si eres adulto y libre, nada es tabú.
Abandona lo explícito sexualmente, quizá porque en este contexto está más interesado en tensar los límites morales del espectador, pero por lo demás se sigue moviendo con planos asimétricos, actuaciones discutibles, diálogos declinados, y decisiones cinematográficas poco ortodoxas, en general, que sólo buscan el riesgo como en el cine underground canónico, si es que eso existe.
Aún así, estéticamente está más cerca de Dereck Jarman, o el resto de homocineastas de los ochenta, que de sí mismo, quiero pensar que con toda la intención de llegar a un púbico al que de otra forma sería impensable, para destrozarles todos sus esquemas.
Sensual, sexual y fascinante en su, siendo generosos, irregularidad, me ha gustado este LaBruce, tengo que reconocerlo. No creo que a mucha más gente le vaya a pasar lo mismo.
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