Del lado del verano (Antonia San Juan, 2012)
Una mujer se despierta en el sillón de una habitación de hospital. Está acompañando a su padre moribundo, se tiene que ir a clase y se ha quedado dormida sin que llegue un relevo que nadie parece tener claro quién tiene que coger, por lo que se marcha aprisa tras avisar de la situación. Justo después, y mientras su madre intenta evitar un suicidio, su hermana está pendiente de su novio traficante, y su otra hermana adolescente está en su propio mundo, suena el teléfono para informar del fallecimiento del hombre, cosa ante la que se desencadena el conflicto, nada latente, entre ellas mismas, y con la madre, hermana y sobrinas del padre.
Las hermanas de la madre, que no se hablan entre ellas por algún motivo que todos saben pero nadie dice, aparecen para apoyar a su hermana porque es lo que tiene que hace la familia, a la vez que se desprecian y se alían con la familia del muerto en contra de esta, a quien consideran culpable de todo lo que el fallecido había considerado hacer en su vida. El resto de familiares no ayudan en absoluto, y la viuda parece no ser capaz de ocuparse bien de su propia familia, por más que se nos presenta como la salvadora del barrio, permitiendo a sus hijas destrozar su vida, salvo a la mayor, esa que era la única que se preocupó del padre a tiempo, a la que se le presupone la capacidad de hacerse cargo de todo, cosa por la que planifica una huida sin que peligre su rol en la familia, mediante una beca de estudios a las antípodas, para lo que sólo cuenta con el apoyo de su novio, que cae en el momento en que más lo necesitaba.
San Juan presenta una historia familiar compleja, de miseria moral y cultural, en base a anécdotas divertidísimas, de base más que creíble, que va insertando a la vez que intenta señalar el desarrollo de su historia, y gracias a las que realiza un análisis demoledor de una parte de sociedad canaria, que se presupone matriarcal (pero que en realidad carga de responsabilidad a la mujer para disculpar la de los hombres) y tolerante con la diversidad, (siempre y cuando no toque en tu casa), donde la gente se queja de la poca vergüenza del otro mientras defrauda al INSS, donde nos dejamos el dinero en el bingo mientras vamos juzgando al prójimo sin querer ver lo nuestro, donde "la familia" es el pilar fundamental cuando casi ninguna funciona como tal, donde mientras el novio de la niña tenga dinero, ¿qué más da los cuernos que tenga o de dónde vengan las perras?... Una sociedad hipócrita, exhibicionista, de gente que cree que por llegar a final de mes es más importante que el vecino, una sociedad que, si bien el costumbrismo es canarísimo, podría estar localizada en otros mil y un lugares de nuestra geografía patria.
Precisamente esa visión, por momentos salvaje, por momentos tomándose demasiado a broma escenas un tanto sensibles, fue lo que más se le criticó a la cinta, cuando es, con mucho, lo más interesante. Los que hemos visto los monólogos de San Juan en distintas celebraciones insulares sabemos cómo de bien trabaja el costumbrismo y cuán acertada está siempre con muchas de sus apreciaciones. Lo que, obviamente, a nadie le gusta que le señalen los defectos.
Pero en eso estamos, a eso venimos, para eso vivimos, y esta película los tiene. Al final, mucho sketch, pero no hay un nexo de unión claro. No desarrolla la historia central, sólo intuimos las motivaciones de la protagonista, una Macarena Gómez que no para de sufrir, y sufre estupendamente, en ningún momento, ni los del personaje de su madre para estar ahí, que es a lo que se dedica, a veces casi como un mueble. Hay decisiones de casting cuestionables, al menos (especialmente cuando los actores locales están inconmensurables), una tendencia a la exageración de lo dramático que termina cansando (la tragedia final me levantó una carcajada involuntaria, ya era demasiado) y que tiene que ver con que San Juan quiere hablar de tantas cosas, en general, que al final termina abriendo demasiados frentes para dejarlos abandonados poco después.
¿Que es mejorable? Mucho. ¿Que se la recomendaría a cualquiera? Sin lugar a dudas.
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