30 Monedas

30 Monedas (serie de TV, Pokeepsie Films/Greenlit Productions/HBO España)

 

Si algo caracteriza la filmografía de Álex de la Iglesia es la irregularidad. Siendo, como creo que es, técnicamente uno de los mejores directores de nuestro cine, es capaz de lo mejor y lo peor incluso en los mismos proyectos. Y en ese sentido, 30 Monedas, la superproducción patria que ha costeado HBOMax, es de la Iglesia puro, con sus altos, sus bajos y sus WTF.

En un pueblo de Segovia comienzan a pasar cosas raras al poco de llegar el nuevo cura. El alcalde y la veterinaria parecen estar siempre en medio de esos acontecimientos, lo que lleva a su interés y la correspondiente investigación de los mismos, lo que incluirá el descubrimiento del pasado complicado del Padre Vergara, incluyendo su faceta como exorcista, y la colaboración, a regañadientes, con él, para intentar frenar la obsesión de cierta parte del clero con unas monedas de plata, de cuyo último fallido exorcismo guarda Vergara una, y cuya consecución, para lograr la venida del Anticristo, llevará a todo tipo de crímenes, fenómenos paranormales mediante. 

Un episodio de casi hora y media de duración, autoconclusivo, con una Carmen Machi impresionante, y donde observamos cómo la veterinaria ayuda en el parto de una vaca que termina teniendo a una especie de niño, es el inicio de una potentísima primera temporada, que va perdiendo fuelle cuando deja de contar historias para no dormir, y pasa a centrarse en la trama principal, cuyo desarrollo prolongado manteniendo la tensión no termina del conseguirse del todo, como, por otra parte, es habitual en los guiones del tándem de la Iglesia/Guerricaecheverría.

Aún así, y sin llegar al miedo y la tensión que provoca el primer capítulo, que creo de lo mejor que ha hecho de la Iglesia nunca, los primeros episodios, también con relatos autoconclusos, ayudan no sólo a construir la historia principal, sino a describir un ambiente pueblerino, cateto y temeroso, propio para el desarrollo de la superstición, el castigo y la culpa. 

Como ya dije antes, va perdiendo fuelle a medida que avanza, los últimos capítulos parecen más centrados en provocar el asco que el horror y la tensión, pero aún así mantiene un nivel más que decente incluso en un final en el que el que escribe no confiaba, y termina resultando una traca disfrutabilísima que hace honor a los grandes hallazgos del inicio.

Su segunda temporada, con "la internacionalización del conflicto", es harina de otro costal. Sin ser mala, las vueltas que hay que dar a la historia para reubicar a sus personajes no terminan de colar, los vaivenes son constantes, incluso a pesar de intentar mantener un ritmo en nivel alto, y por más acción y humor negro que utilice, llevando lo que cuenta a momentos en que parece una parodia, hay que tener mucha fe para disfrutarlo acríticamente. Menos aún con el final que han dado, preparado para una tercera temporada que, aquí el que escribe, no tiene muy claro ver en caso de que le den luz verde.

En fin, que podría haberse quedado en los primeros ocho capítulos, y aún así hubiera sobrado al menos uno. Eso sí, al menos no es Veneciafrenia.